La crónica del puente de Remolinos

“El Puente de Remolinos” es una vía fundamental de comunicaciones en la Comarca de la Ribera Alta del Ebro. Pero sobre todo es el resultado de una lucha incansable de los ciudadanos de Remolinos en una época oscura y difícil. Por eso, aunque está muy próximo a Alagón, todos lo conocemos como “El puente de Remolinos” en honor a su constancia y empeño por conseguir una vía de comunicación que permitiera el desarrollo económico y social de su pueblo. En el CCPD hemos comenzado a digitalizar todos los documentos de ese proyecto para incorporarlo a nuestro Fondo Digital. Un proyecto que cambió para siempre las comunicaciones entre las dos riberas de nuestra Comarca y que aún hoy sigue siendo una vía fundamental para nuestro territorio. Las cartas, los planos, las fotografías de su construcción o la documentación oficial de aquel largo proceso son una referencia de su tenacidad, de su constancia inasequible al desaliento. Esta es la crónica de un ejemplo que nunca deberíamos olvidar todos los habitantes de la Comarca de la Ribera Alta del Ebro.

1941

1941, España se reponía de una Guerra Civil que había devastado social y económicamente a los municipios. En aquel tiempo, Remolinos, situado en la Comarca de la Ribera Alta del Ebro, a unos 35 kilómetros de Zaragoza, era un pequeño pueblo de poco más de 1.600 habitantes pero con un potente motor agrícola y minero, del que subsistían los remolineros para salir adelante tras la guerra.

Desde hacía muchos años, incluso antes de la guerra, el pueblo de Remolinos luchó incesantemente por mejorar la situación de aislamiento que le ocasionaba el río Ebro. Se valían de una barca pagada por el propio ayuntamiento para cruzar hasta la población más cercana. Pero eso no era suficiente…

La herencia de la guerra había castigado a una zona dependiente de la agricultura y de las minas de sal. Remolinos necesitaba soluciones para transportar su producción agrícola y minera hasta el núcleo comercial e industrial de Zaragoza. Hasta entonces, la vía de comunicación más rápida y directa era un camino vecinal que conducía a la estación de Pedrola. Pero fue arrastrado por las avenidas del río Ebro ese mismo año. En un intento desesperado por reconstruirla, el Ayuntamiento se gastó 25.000 pesetas para su reforma. Aunque hoy día corresponden a 150,25 € en aquel tiempo era una auténtica fortuna. Pocos días más tarde, las riadas volvieron a destruir el camino.

1942

La amenaza de ruina de su riqueza agrícola y minera motivó la búsqueda de una solución definitiva: la construcción de un puente. Pero hacía falta una estrategia inteligente para convencer a los poderes públicos de la época. El alcalde Nemesio García escribió en marzo de 1941 una carta al Ministro de Obras sugiriendo la construcción de una carretera de Gallur a Zaragoza por la margen izquierda del Ebro. De forma indirecta, esa nueva carretera necesitaría de un puente que uniera las dos márgenes del río.

Pero pasaban los meses y Remolinos no obtenía ninguna respuesta de la administración central. En febrero 1942, el dictador Francisco Franco tenía previsto visitar Zaragoza. Aprovechando la ocasión Nemesio optó por contactar con las altas personalidades de la ciudad (el Alcalde, la Cámara de comercio, la Cámara Oficial Agrícola y el Gobernador Civil) para que hicieran llegar al Jefe del Estado el problema del pueblo. Sin embargo, a pesar de su insistencia, no obtuvo más que negativas y excusas. Ningún resultado.

Pero el Alcalde y los vecinos… no se rindieron. Su insistencia comenzó, poco a poco, a dar sus frutos. El primero fue la publicación del anteproyecto de la carretera Tudela-Zaragoza en el Boletín Oficial del Estado en diciembre de 1942. Un paso esencial para conseguir la construcción del puente.

1943

En febrero del 1943 el Alcalde de Guadalajara visitó Remolinos con motivo de la llamada ‘Ruta Cervantina’, que pasaba por la localidad, y tomó conciencia de la difícil situación que sufrían sus vecinos.

Tanto es así, que se tomó la molestia de escribir personalmente al Ministro de Obras Públicas para transmitirle su preocupación por las penurias que pasaban los remolineros e instarle a acelerar los trámites administrativos para llevar a cabo la construcción de la carretera que solicitaban. Fue uno de los primeros e imprescindibles apoyos para el proyecto.

1946

Pero tres años más tarde, lo único que había cambiado en Remolinos era el alcalde, Pascual Usán García, que volvió dirigirse al Ministro de Obras Públicas para invitarle a la localidad. En esa época el pueblo tenía más 1.600 habitantes y 15.000 hectáreas de campo. En aquel escrito se esgrimían multitud de argumentos que apoyaban la construcción de la carretera… y del puente:

La incomunicación afecta a más de 1.500 hectáreas que riega el Canal de Tauste; de lo que resulta, que una zona de regadío la más importante y rica de la provincia, carece en absoluto de toda clase de comunicaciones…”

“La explotación de las minas de sal, aumentaría de tal forma la producción, que el Estado, de continuar como hasta la fecha percibiendo 65 pesetas por tonelada extraída de las Minas, en un periodo no superior a veinte años, habría amortizado todo el gasto realizado…”

Pascual Usán fue uno de los alcaldes más perseverantes para la construcción del puente. Nunca cejó en su empeño para conseguirlo. Un año después envió un documento al Ingeniero del Ministerio de Obras Públicas. Describía, uno a uno, los puntos que justificaban la construcción de ese tramo, alegando de nuevo la urgente necesidad para la población de Remolinos. Fue cuando se produjo un paso adelante aprobándose dentro del Plan de Carreteras el tramo Tudela-Alagón.

Parecía que las cosas comenzaban a funcionar. Una vez dada luz verde a la construcción de la carretera solo quedaba su puesta en marcha. En el pueblo, la euforia y el entusiasmo eran latentes. Hasta que el Ayuntamiento se dio cuenta de un pequeño inconveniente… ¿Estarían de acuerdo todos los municipios de la Comarca con el trazado de la carretera?

1950

El 24 de marzo de 1950 llegó a Remolinos una carta del Ayuntamiento de Tauste dirigida a Pascual Usán avisándole que el Alcalde de Pradilla de Ebro tenía la intención de sugerir modificar el proyecto.

 

Con esta fecha digo al Sr. Alcalde de Pradilla de Ebro lo que sigue:

Distinguido compañero:- Dada cuenta de la corporación Municipal de su carta de fecha 15 de los corrientes, en la que hace mención de modificar la gestión del trazado ya estudiado, de la Carretera de Tudela a Alagón, por la margen izquierda del río Ebro, aquella acordó por unanimidad, hacer presente a ese ayuntamiento que se opondrá abiertamente a tal iniciativa, ya que cualquier modificación al trazado existente perjudicaría gravemente a la huerta de Tauste…

                                            Fdo. Alcaldía de Tauste

Remolinos reaccionó rápidamente contactando con los responsables de la provincia de Zaragoza remitiéndoles una extensa memoria explicativa de los grandes perjuicios que ocasionarían los cambios en el trazado con la intención de frenar cualquier pequeño intento de modificación. Por entonces a esa propuesta de modificación también se unieron los Ayuntamientos de Boquiñeni y Luceni. La disputa entre los municipios que querían la construcción de la carretera por la margen derecha del Ebro y los que defendían hacerla por la margen izquierda había comenzado.

Pero uno de los argumentos más sólidos que se exponían en la memoria a favor de la postura de Remolinos  fue que durante la exposición pública del anteproyecto, a finales de 1942 y principios del 1943, no se había opuesto ningún municipio de la Comarca y que posteriormente el proyecto fue incluido en el Plan de Carreteras y votado por las Cortes Generales.

1951

El apoyo de Tauste y de otros municipios de la Comarca sirvieron de aval para asegurar que la carretera se construyera favoreciendo los intereses de Remolinos. Parecía que las aguas comenzaban a calmarse.

Otro personaje aparecerío en escena, el periodista Juan Larraz, luchador incansable en beneficio de los pueblos de la Comarca de la Ribera Alta del Ebro. En abril de 1951, publicaba una crónica lamentando la mala comunicación de los pueblos en el diario El Amanecer, un periódico de la época editado y distribuido en Zaragoza. Fue una excelente noticia para pueblo, porque la gran difusión del periódico facilitó que mucha gente tomara conciencia de su problema. Pero las obras comenzaron por la parte de Navarra y tan solo se habían realizado algunos pequeños movimientos de tierra. Era necesario acelerar la ejecución del proyecto. Aunque los problemas para Remolinos no habían terminado…

1953

Dos años más tarde, el 5 de marzo de 1953, el Heraldo de Aragón publicó un artículo que acusaba indirectamente al Ayuntamiento de Remolinos de los estragos que el Ebro ocasionaba en Alcalá de Ebro y en su huerta provocando la indignación del Ayuntamiento que plasmó en una carta donde se rebatían los argumentos esgrimidos por el diario:

“En dicho reportaje se hace bandería de unas manifestaciones gratuitas que carecen de base sólida para esgrimirlas en público, al ser inexactas en toda extensión al considerar que los gaviones metálicos construidos en la margen izquierda del rio Ebro pro este Ayuntamiento de Remolinos, han agravado la situación angustiosa del peligro inminente porque pasa Alcalá en los momentos actuales…”

1957

En 1957, Agustín Jiménez había tomado el relevo del Pascual Usán como alcalde de Remolinos, cuya gestión había hecho avanzar enormemente la construcción de la carretera. Las obras ya habían comenzado, pero del quinto tramo, que era el que más interesaba a Remolinos, poco se sabía… Fue entonces cuando apareció una de las figuras más importantes de esta historia, el General 2º Jefe del Alto Estado Mayor, Eugenio Frutos. Un hombre que, por alguna razón, se implicó totalmente en el proyecto y ejerció de intermediario entre Remolinos y el Ministerio de Obras Públicas. Eugenio fue quien guio y asesoró al alcalde Agustín Jiménez y al Ayuntamiento de Remolinos. Entre otras cosas sugirió crear una comisión del pueblo que se entrevistase directamente con el Ministro para avanzar la ejecución de las obras del quinto tramo.

El sentimiento de gratitud hacia Eugenio Frutos en el pueblo era tal, que el 4 de octubre de 1957 le comunicaron la intención de que una de las plazas de la localidad llevaría su nombre. El General declinó el detalle, pero les sugirió que podrían  hacerlo de forma póstuma. En medio de este clima cordial, el 17 de septiembre, el Ministerio de Obras Públicas comunicó a Eugenio de Frutos que comenzaban los trámites para la ejecución del ansiado quinto tramo de la carretera.

1958

El 5 de abril de 1958 Eugenio fue ascendido a Teniente General del Ejercito del Aire. Parecía una gran noticia para el pueblo por la importancia que pudieran tener sus influencias entre las altas instituciones del Estado…  al menos, eso creían los remolineros. Pero ese mismo año el Teniente General recibió un duro revés tras la muerte de su hermano. Sumado a su ascenso, marcó un antes y un después en su relación con Remolinos y a pesar de la insistencia del alcalde que carta tras carta intentó comunicarse con él…  nada se volvió a saber del Teniente General.

Sin embargo… de forma inesperada el 11 de abril de ese mismo año se confirmó desde Zaragoza que por fin el tramo 5º de la carretera Tudela-Alagón se había aprobado. Lo único que faltaba era sacar a subasta la ejecución de la obra. El 30 de junio el Gobernador Civil de Zaragoza informó al ayuntamiento de Remolinos que se iba a realizar la subasta del puente sobre el río Ebro. Solo quedaba pendiente la resolución del Consejo del Estado, su publición en el Boletín Oficial y los últimos flecos que afectaban a las expropiaciones de las tierras. Tras varios contactos entre Alagón, Remolinos y el Conde de Ampudia, propietario de una finca que ocupaba parte del trazado, se llegó finalmente a un acuerdo. La construcción se podía poner en marcha.

1958 - 1963

1964

En octubre de 1964 el puente, por fin, era una realidad. Veinticinco años de lucha y sufrimiento liderados por varios alcaldes, esta vez con Francisco Iñigo Muiños al frente del ayuntamiento, se veían recompensados. Solo faltaba organizar la inauguración oficial para poner la guinda final a esta historia. Un evento que se preparó por todo lo alto congregando a numerosos invitados, algunos tan ilustres como el Ministro de Obras Públicas, Jorge Vigón. Para la ocasión el alcalde remitió una emotiva carta a todos los vecinos.

El lunes día 2 de noviembre 1964, pasará a la historia como uno de los más grandes de Remolinos, ya que ese día es el señalado para la inauguración oficial del puente sobre el río Ebro, desterrando el casi aislamiento de nuestro pueblo del resto de España lo que constituye motivo de júbilo para todos nosotros, el ver coronada por el éxito la más grande aspiración de todos los tiempos del pueblo de Remolinos.

Me complazco en manifestaros que el lunes día 2 de noviembre y para la inauguración del puente, se personarán en Remolinos el Excmo. Sr. Ministro de Obras Públicas y Gobernador Civil con otras altas autoridades y con tan fausto motivo, se declara festivo dicho día en esta localidad, esperando esta alcaldía que todo el vecindario en masa lo celebrará con alegría y sabrá demostrar a tan altas autoridades el inmenso agradecimiento de Remolinos por haber conseguido ver realizada tan grande mejora, acudiendo todos a recibir Excmo. Sr. Ministro y Autoridades, a quienes hemos de hacer patente muestra gratitud y nuestra ferviente adhesión a Nuestro Invicto Caudillo Generalísimo Franco y su Gobierno, que durante más de 25 años ha sabido conservar la paz en España y realizar muchas e importantísimas obras que, como esta nuestra, parecían irrealizables.

Yo espero que Remolinos sabrá responder con largueza al gran favor que se nos ha hecho y todos sin distinción, sabremos demostrar nuestro júbilo y agradecimiento a las Altas Autoridades que nos honra con su visita, acudiendo todos a cuantos actos se celebran, haciéndolo con calor y entusiasmo, como se merecen.

         Un cariñoso saludo de vuestro alcalde, Fº Iñigo Frutos

2-11-1964

El 2 de noviembre de 1964 estaba todo listo para la inauguración del puente. A las 11:30 de la mañana el Ministro de Obras, Jorge Vigón, llegó al puente donde fue recibido por los alcaldes de Torres de Berrellén, Remolinos, Alagón, Cabañas de Ebro, Tauste, Pradilla, numerosos vecinos que lo recibieron con vítores y aplausos y una gran traca pirotécnica. El ministro cortó la cinta que cruzaba el puente. Después se trasladaron a la Iglesia Parroquial de Remolinos donde se celebró una misa. Tras el oficio acudieron a la Casa Consistorial. El Alcalde se dirigió a todos con un emotivo discurso.

Finalizados todos los actos protocolarios se llevó a cabo el banquete que reunió multitud de invitados para celebrar y brindar por el nuevo puente. Se organizó en el restaurante ‘Flor’ y el Hotel Lafuente, que prepararon varios menús diferentes.

Para el acto de inauguración todo se diseñó cuidadosamente, hasta la disposición de los comensales e invitados en las mesas. Estos son algunos de los documentos que se conservan en el expediente donde se pueden observar las modas gastronómicas de aquel tiempo. Los menús y los platos que se prepararon para la ocasión son todo un testimonio de la cocina que se estilaba en los restaurantes de la época.

A la salida del almuerzo la sección femenina deleitó a todos con una Jotas de canto y baile. Ese día, el 2 de Noviembre de 1964,  fue una jornada de alegría y satisfacción para un pueblo que vio realizado su sueño y sus ganas por salir adelante sin renunciar al arraigo de su tierra. Ese día… terminó la historia de una lucha de más de veinte años y comenzó un nuevo tiempo para Remolinos y la Comarca de la Ribera Alta del Ebro.